Una base circular de madreperla sirve como altar para una composición etérea: pétalos en acero rosado, flores bañadas en oro de 24k, detalles de cerámica artesanal, minúsculas perlas y flores naturales preservadas. Cada elemento es una ofrenda; cada capa, una historia.
Llena de presencia y delicadeza, esta pieza honra la naturaleza y el arte en un gesto sofisticado —un tributo al poder sutil de lo femenino que florece sin pedir permiso.